Estar dando una vuelta por el Soho, meterse por uno de sus callejones, ver que en el Ambassadors aún están los STOMP en cartel y proponerle de entrar a preguntar si aún quedan entradas para verlos. Cuando él te saca del bolsillo de la chaqueta dos para ver la función que empieza en diez minutos... la sonrisa no te cabe en la cara.
jueves, 6 de mayo de 2010
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